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martes, 15 de julio de 2014

Cuando una buena idea central no basta (O de la desaparición de Cristiano Ronaldo en Brasil 2014)

Conversaba con un gran amigo, de esos que destila inteligencia con cada frase y me hizo pensar con una verdad muy de nuestros días mundialistas. “Para brillar en la vida profesional necesitas, como en el fútbol, de un entorno favorable, no basta con que seas una estrella, necesitas gente alrededor que te ayude a brillar”. Enfervorizado por el entorno actual pensé inmediatamente en Cristiano Ronaldo y su actual sistema solar circundante de rocosos satélites portugueses alrededor. Eso en lugar de la constelación de estrellas que lo rodean en el Real Madrid. Y pensé entonces en un paralelo…, en las estrategias y ejecuciones de nuestros clientes (marcas y empresas) como centro del equipo y en cómo se rodean (bien o no tanto) del resto de piezas, es decir de su ecosistema de agencias publicitarias, de comunicación y de medios.

Y es que las campañas más exitosas que he conocido, tanto propias como de terceros han tenido sin duda un factor común: Una idea central potente. Pero la potencia se define en dos dimensiones, la primera se basa en su fuerza intrínseca, en su fidelidad en respetar la coherencia de una filosofía de marca y en su poder de cautivar al consumidor. Y la segunda la definiría en función a su potencial de amplificación, en ser pensada de antemano para capturar la atención del consumidor por diversas vías, al ser expuesta en medios distintos, sean pagados, propios o ganados por el poder de su difusión.
En la primera dimensión, la capacidad y experiencia de la marca (empresa), su posicionamiento en la cabeza del consumidor y su potencial de marca pueden ayudar muchísimo.  Pero en la segunda dimensión, -potenciada en nuestros días por la proliferación de multicanales de difusión, tanto tradicionales como digitales-, son vitales la planificación ordenada, la anticipación y la habilidad para generar diálogo con el consumidor.

Es por ello que se hace necesario construir un equipo sólido alrededor de la potencia de la idea. Donde es necesaria la táctica de amplificación mediática pero que requiere de historias originales creadas con potencial de adaptación. Sólo entonces seleccionaremos los medios óptimos para difundir nuestra idea central, usando la creatividad para inventar ejecuciones que maximicen el uso individual de cada medio, sin usar el copy-paste indiscriminado para replicar la misma pieza central.

Pensando como equipo, tenemos que buscar atacar al consumidor. Pero en función a su consumo de medios de comunicación, donde podemos usar el poder de la masividad pero aprovechando su eficiencia sin desperdiciar su poderío en vano. Usemos sabiamente cada (dólar) segundo invertido en pauta (radial o televisiva) llegando al consumidor potencial, hagamos cómplices a los medios para ganar relevancia en el entendimiento del mensaje. Sumemos el poder del incansable ida y vuelta que nos da lo digital, para construir acciones que no se duerman en un like, sino que generen retroalimentación, que enganchen al consumidor y así lo conviertan en un activo difusor de la misma.
Pero también usemos cada medio virtual en su forma más efectiva, (si decidimos hacer un concurso de fotos, metamos a la cancha a instagram o pinterest, no dejemos abandonados a FB y twitter!). Planteemos además un equilibrio en las acciones BTL, que sean efectivas pero no sólo pensando en impacto cuantitativo  sino en su distinción cualitativa, en su capacidad de emocionar. Encontremos si hace sentido poner desde el primer minuto una promoción para generar tráfico o quizás optar por los programas de lealtad, etc.

Pero recordemos algo. Todo plan debe estar pensado incluyendo un espacio para que el consumidor (nuestro “fan”) se exprese, sin su compra (su aliento) no somos nada porque tenemos que dejar en sus manos eventualmente la creación de contenido, dado que sólo así él se involucrará, conversará y devolverá nuestra invitación con su enganche emocional.


Resumiendo, en el mundial de las marcas todos aspiramos a jugar con una idea de juego definida. A atacar (y defender) con cada elemento buscando que las piezas estén bien engranadas, cada una cumpliendo un rol puntual.  La idea es construir nuestro planteo con creatividad, paciencia y algo de inspiración espontánea que sorprenda y agrade al público. Por eso necesitamos un sistema de juego donde las agencias sean los socios ideales, cumpliendo el rol de atacar al target con eficacia mientras equilibramos nuestras acciones en el (los) medio(s) y así todos juntos superemos el desafío y “ganemos el partido” del marketing.  Confiar en sólo una buena idea, en una inspiración aislada o en un único medio es tan iluso como esperar que Portugal clasifique solo porque tiene a Cristiano en sus filas, porque en la cancha del marketing, jugamos contra muchos rivales por la preferencia del consumidor.